Estos dos versos que abren el poema “Instrucciones a mis hijos” de Magdalena Sánchez Blesa son, más que nunca, en esta etapa de mi vida, germen de mi credo.
En Tessara y en mi familia he pasado y paso por malos tragos, pero no encuentro roca o agujero que me pare, ni pena que se lleve mi alegría mañanera.
Este poema debería ser declarado por las fuerzas de la naturaleza patrimonio universal.
Siempre que lo leo o lo escucho me hincho de felicidad y me lleno de una alegría que se me derrama y me hace llorar, es como un hermoso lecho con vida propia, en el que puedo descansar profundamente, que me abraza y me entiende.
No he encontrado una herencia mejor para nuestros hijos e hijas que estas instrucciones.
Os dejo aqui el poema completo:
Instrucciones a mis hijos:
» Jamás un conato de daros la vuelta
Jamás una huida, por muchos que sean
Jamás ningún miedo, y si acaso os diera,
Jamás os lo noten, que no se den cuenta
Jamás un “me rindo”, si no tenéis fuerzas
Aunque fuese a gatas, llegad a la meta
Que nadie os acuse… ¡miradme a la cara!
Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño
imposible… (si es que los hubiera)
Yo no los conozco, y mira que llevo yo sueños a cuestas…
Jamás, y os lo digo como una sentencia,
¡miradme a la cara! Jamás en la vida
paséis por el lado de cualquier persona
sin una sonrisa.
No hay nadie en el mundo que no la merezca.
Hacedle la vida más fácil, ¡miradme!
A cada ser vivo que habite la tierra.
Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra
Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre y no preguntarnos
qué sueño le inquieta qué historia le empuja,
qué pena lo envuelve, qué miedo lo para,
qué madre lo tuvo, qué abrazo le falta,
qué rabia le ronda, qué envidia lo apresa…
Jamás, y os lo digo faltándome fuerzas,
Si el mundo se para, os quedéis sentados
viendo la manera de que otro lo empuje
Remangaos el alma, sed palanca y rueda,
tirad de la vida vuestra y de quien sea,
que os falte camino, perded la pelea
contra los enanos. No sed los primeros,
que os ganen los hombres que no tienen piernas
No sabedlo todo, dejad que contesten los que menos sepan
Las manos bien grandes, las puertas abiertas,
Anchos los abrazos,fuera las fronteras hablad un idioma claro, que se entienda
Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza
Mirando a los ojos, dejando una huella
Prestad vuestra vida, regaladla entera
que a nadie le falte ni una gota de ella.
¡Cantad! que cantando la vida es más bella
Y jamás, os hablo desde donde nazca
el último soplo de vida que tenga,
Jamás una huida, por muchos que sean… «